En el primer día de visita  apostólica en Paraguay, los  dos  enviados del papa Francisco se movieron por Asunción y Ciudad del Este.   Vestido de rojo, el cardenal Santos Abril y Castelló opacó en las primeras horas de ayer al obispo auxiliar de Montevideo, Milton Tróccoli, durante la primera gestión del día: visitar al presidente Horacio Cartes, en el Palacio de López.

 

Escueto y sonriente se mostró Santos, el archipestre de Santa María la Mayor, luego de la reunión con el mandatario. Escoltado por el nuncio apostólico Eliseo Ariotti, dijo que "el Santo Padre quiere estar informado", sobre la situación del Paraguay y que su pasar por la oficina de gobierno fue "simplemente una visita de cortesía al señor Cartes".

 

El cardenal español de 78 años habló de las buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado que no está prohibida si existe posibilidad de encontrar caminos de entendimiento, de colaboración, que sirvan para el bien del país.

 

El paso por la oficina presidencial fue protocolar. El principal motivo de la visita apostólica es controlar la gestión de la diócesis del Este y de dos seminarios del lugar, luego de hacerse público el conflicto del obispo esteño Rogelio Livieres y el arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, que se sumaron a la serie de denuncias laicales de mala gestión y por acoger en la diócesis a Carlos Urrutigoity, un cura argentino acusado de pedofilia años atrás en Estados Unidos.

 

¿Preocupa al Vaticano el caso de pedofilia?, le preguntaron al salir y respondió: "De eso no voy a hablar; solamente al Santo Padre. Él ha querido, quiere estar informado, tener una presencia, y poder hablar entre nosotros, hay que dialogar", dijo Santos Abril quien no quiso especificar detalles de su visita en Ciudad del Este.

 

A las 9.50 llegaron a la Nunciatura del Vaticano y 25 de mayo, la mano derecha de Francisco, Abril y Castelló y el obispo auxiliar de Montevideo. Allí compartieron con religiosos como los obispos Joaquín Robledo y Melanio Medina, así como varios religiosos de distintas congregaciones, como el provincial jesuita Alberto Luna y el padre inspector de los salesianos, Néstor Ledesma.

 

La visita apostólica movió también al vecindario. Las vecinas de más edad hasta se asomaron a mirar tras las rejas de la casa de Ariotti para "tener la gracia de ver al cardenal". Pero, los enviados no se mostraron en público, al menos en el barrio. En la tarde, los visitantes eclesiásticos partieron vía terrestre rumbo a Ciudad del Este, donde la feligresía esteña realizaba una vigilia de oración multitudinaria en la Catedral.